Las canciones de Aitor Flamingos persiguen paisajes desérticos y acordes fronterizos. Son un disparo a bocajarro y delicado al mismo tiempo, una caricia de rabia. En ellas se reconocen las coordenadas del folk, del rock y del blues.
Vale, vale, somos culpables... nosotros también utilizamos cookies

Lo hacemos únicamente con fines estadísticos y para el funcionamiento de nuestra web.